Consejos para una madrina de boda elegante

Ser elegida como madrina de boda por alguien del entorno más cercano ya implica deseo de mantenerla cerca en un día tan especial, confianza y mucho cariño. La mejor manera de devolvérselo es estar a la altura.

Desde Alicia Cáceres recogemos unos consejos de estilo para ser la madrina de boda perfecta, aun asumiendo que, en gran parte, es cuestión de actitud: mantenerse en un discreto segundo plano, ayudar en las tareas específicas que la pareja le asigne y mantener un espíritu alegre entre los invitados.

Las claves para ser una madrina de boda elegante

  1. La discreción como máxima

Lo de la discreción no solo es cuestión de actitud, sino que se tiene que reflejar a simple vista. Y, como una imagen vale más que mil palabras, comencemos por el outfil.

Las faldas rectas con detalles como los volantes o una sutil abertura que sugiera al andar son siempre un acierto. Los vestidos largos de un corte bonito, sin ser rocambolesco e imposible, también.

  1. Atención a las características físicas

En la elección del corte, lógicamente, tiene mucho que decir la constitución de la madrina de boda, así como la edad. Partiendo de esa base, se puede decantar por un vestido de corte sirena al clásico de cuerpo ceñido y abertura desde la cintura o bajo el pecho, en versión larga o corta. Es recomendable dejarse asesorar.

  1. Complementos para sumar

Es habitual que las madrinas opten por un tocado, una pamela y una mantilla para completar sus looks, a lo que se suman los tacones, el bolso… El protocolo suele romperse pero, cuando se tienen dudas, es toda una guía para acertar. Nuestro trabajo es que todo guarde un equilibrio armónico y, por supuesto, que la madrina de boda se siente cómoda con su estilo para el gran día.

  1. ¿Atención a la tendencia?

No hay mejor criterio que aquel que sabe renunciar a modas que no le sientan bien. Rasos, sedas naturales, encajes, drapeados, cuellos desbocados, detalles de pedrería, chaquetillas bordadas, tonos pastel… Hay mucho donde elegir, pero lo importante es hacerlo bien. Que dentro de muchos años, cuando se mire la foto, la madrina de boda se enorgullezca de su imagen aquel día.